París, la ciudad de las luces, la ciudad de la Tour Eiffel, el Moulin Rouge, el museo del Louvre, etc. Sencillamente, una ciudad llena de arte monumental (tanto por su esplendor como por sus dimensiones), capital de nuestra vecina de arriba, Francia, lugar escogido por grandes artistas de todos los estilos para llevar a cabo sus obras, para expresar sus pensamientos. Cuna de la revolución francesa, de gran importancia en la segunda Guerra Mundial y, hoy en día, ciudad que acoge las tiendas más caras y exclusivas del mundo, reunidas todas en las proximidades de Champs Elyseé.
Por todo ello está considerada una de las ciudades turísticas más visitadas. Personalmente, la altanería parisina me sobra. Tal vez coincidieron el elegir un mal hotel, no tener ni idea de francés (y excasos conocimientos de inglés) y el hecho de estar más pobre que una rata lo que ha propiciado que no disfrutara tanto de este viaje.
Pero, no puedo negar que me quedé maravillada con el Arco de Triunfo, con la visión del atardecer de la Tour Eiffel (es cuando más bonita está, con ese tono dorado sobre sus proporciones colosales).
Sin duda alguna, quedé prendada de Notre Dame. Es preciosa por dentro y magnifica por fuera. La mires por donde la mires, es preciosa, sobretodo desde los cruceros que recorren el Sena.
Ahora una serie de consejillos:
1- Si necesitas ir al baño, o encuentras un McDonals o buscas uno de los tantísimos servicios con autolavado que puedes encontrar, con suerte, a 50 m más o menos. El resto de servicios públicos mejor que vayas con calderilla, ya que la voluntad son unos 0'50 €. Y ¡ni se te ocurra meterte en los servicios de los centros comerciales de Champs Elyseé! Aunque tu necesidad sea grande, a menos que estés dispuesto/a a pagar 2 €, busca otro lugar. Yo no sé lo que te hacen ahí dentro pero me quedé flipando cuando leí que, por 2'50€ tenías SPA Japonés... ¡si sólo quiero hacer pis!
3- Hazte con un buen mapa y recorre cada rincón. Hay iglesias pequeñas que son mucho más bonitas que cualquiera de las más famosas. Por ejemplo, Saint Etienne du Mont es muy bonita, muy luminosa y tiene un órgano increible, a parte de una sonoridad excelente. Tuve la suerte de presenciar y escuchar una clase y quedé maravillada. Eso si, me dio un poco de asquito ver la reliquia que conservan. Una falange de Santa Genoveva, junto con su lápida.
4- Fíjate en las estaciones de metro. En cada estación, te indican los monumentos y lugares más emblemáticos para ver. Por ejemplo, en la estación de Charles de Gaulle Etoile te indican la salida hacia el Arco de Triunfo. Busca los letreros de color anaranjado que te indican los lugares de interés. Y aunque parezca complicado, una vez has hecho dos o tres viajes, el metro es pan comido. Además, si te planeas bien la ruta de cada día, todo está bastante cerca andando, así que puedes empezar el día en el Louvre, bajar por el Jardín de las Tullerías, hasta la plaza de la Concordia, Champs Elyseé, Arco de Triunfo. O, si lo prefieres, volver hacia atrás, y, en la Plaza de la Concordia, girar hacia la iglesia de la Magdalena.
5- Las iglesias abren muy pronto, pero también cierran muy pronto. A partir de las siete de la tarde ya no se puede entrar en casi ningun lugar. Levántate prontito y déjate para la tarde-noche cosas que puedas ver desde el exterior. Sobretodo es muy bonito el recorrido por el Sena al atardecer.
El próximo viaje... por determinar.