sábado, 21 de agosto de 2010

Viajes. Episodio 2: París


París, la ciudad de las luces, la ciudad de la Tour Eiffel, el Moulin Rouge, el museo del Louvre, etc. Sencillamente, una ciudad llena de arte monumental (tanto por su esplendor como por sus dimensiones), capital de nuestra vecina de arriba, Francia, lugar escogido por grandes artistas de todos los estilos para llevar a cabo sus obras, para expresar sus pensamientos. Cuna de la revolución francesa, de gran importancia en la segunda Guerra Mundial y, hoy en día, ciudad que acoge las tiendas más caras y exclusivas del mundo, reunidas todas en las proximidades de Champs Elyseé.



Por todo ello está considerada una de las ciudades turísticas más visitadas. Personalmente, la altanería parisina me sobra. Tal vez coincidieron el elegir un mal hotel, no tener ni idea de francés (y excasos conocimientos de inglés) y el hecho de estar más pobre que una rata lo que ha propiciado que no disfrutara tanto de este viaje.

Pero, no puedo negar que me quedé maravillada con el Arco de Triunfo, con la visión del atardecer de la Tour Eiffel (es cuando más bonita está, con ese tono dorado sobre sus proporciones colosales).

Sin duda alguna, quedé prendada de Notre Dame. Es preciosa por dentro y magnifica por fuera. La mires por donde la mires, es preciosa, sobretodo desde los cruceros que recorren el Sena.




Ahora una serie de consejillos:

1- Si necesitas ir al baño, o encuentras un McDonals o buscas uno de los tantísimos servicios con autolavado que puedes encontrar, con suerte, a 50 m más o menos. El resto de servicios públicos mejor que vayas con calderilla, ya que la voluntad son unos 0'50 €. Y ¡ni se te ocurra meterte en los servicios de los centros comerciales de Champs Elyseé! Aunque tu necesidad sea grande, a menos que estés dispuesto/a a pagar 2 €, busca otro lugar. Yo no sé lo que te hacen ahí dentro pero me quedé flipando cuando leí que, por 2'50€ tenías SPA Japonés... ¡si sólo quiero hacer pis!

2- ¡Huye de los vendedores ambulantes! Los hay que sólo intentarán venderte réplicas cutres de la tour eiffel, pero otros te pedirán que les des la mano y, antes que te des cuenta te habrán atado una pulsera de la que no te podrás deshacer y por la que te cobrarán 10 € si pueden. Las manos en los bolsillos y calzado cómodo para salir por piernas. El agua es lo único que aconsejo comprar a los ambulantes, ya que una botella te cuesta 1 €, mientras que en los puestos legales te cobran 3 o 4 €.




3- Hazte con un buen mapa y recorre cada rincón. Hay iglesias pequeñas que son mucho más bonitas que cualquiera de las más famosas. Por ejemplo, Saint Etienne du Mont es muy bonita, muy luminosa y tiene un órgano increible, a parte de una sonoridad excelente. Tuve la suerte de presenciar y escuchar una clase y quedé maravillada. Eso si, me dio un poco de asquito ver la reliquia que conservan. Una falange de Santa Genoveva, junto con su lápida.

4- Fíjate en las estaciones de metro. En cada estación, te indican los monumentos y lugares más emblemáticos para ver. Por ejemplo, en la estación de Charles de Gaulle Etoile te indican la salida hacia el Arco de Triunfo. Busca los letreros de color anaranjado que te indican los lugares de interés. Y aunque parezca complicado, una vez has hecho dos o tres viajes, el metro es pan comido. Además, si te planeas bien la ruta de cada día, todo está bastante cerca andando, así que puedes empezar el día en el Louvre, bajar por el Jardín de las Tullerías, hasta la plaza de la Concordia, Champs Elyseé, Arco de Triunfo. O, si lo prefieres, volver hacia atrás, y, en la Plaza de la Concordia, girar hacia la iglesia de la Magdalena.

5- Las iglesias abren muy pronto, pero también cierran muy pronto. A partir de las siete de la tarde ya no se puede entrar en casi ningun lugar. Levántate prontito y déjate para la tarde-noche cosas que puedas ver desde el exterior. Sobretodo es muy bonito el recorrido por el Sena al atardecer.

Podría decir muchas más cosas pero esto parecería un libro en vez de un post. Un último consejo; que a mí no me haya acabado de impactar no quiere decir que no valga la pena ir a París. Es una ciudad con una gran riqueza cultural y muy bella. Si tenéis facilidad con los idiomas la disfrutaréis más de lo que yo lo hice.




El próximo viaje... por determinar.

domingo, 1 de agosto de 2010

Ruidos orquestales en la oscuridad

Hola de nuevo, amigos de la nave del misterio. Hoy, nos encontramos aquí para hablar de uno de los más escalofriantes de los secretos de las casas: las canicas.

Todos y todas habréis sido testigos de este hecho en algún momento de vuestras vidas. De repente, os acostáis tranquilos en vuestras camas, cerráis los ojos y un ruido sobrecogedor os despierta a altas horas de la noche. Ese tac, tac, tac de algo metálico rebotando contra el suelo, seguido del rodar de algo parecido a una canica, hasta que choca contra la pared.


Mucha gente pensará, el niño del piso de arriba se ha ido a dormir con las canicas en la mano y se le han caído. Pero, curiosamente, este sonido también lo han escuchado personas que no tienen conocimiento de niño o niña alguno en la casa de sus vecinos; incluso diré más, éste sonido se ha escuchado en lugares donde NO hay vecinos en el piso de arriba, incluso en casas unifamiliares.


Entonces, ¿qué es ese ruido? Una de las teorías que se barajan, después de hablar con algunos tertulianos (compañeras del trabajo que también han escuchado dichos ruidos), cuenta que, al igual que los muebles crepitan al enfriarse durante la noche, el suelo - o el techo, según la perspectiva de cada uno- produce ciertos sonidos parecidos a los descritos anteriormente. Reflexionando sobre dicha teoría, me sorprendo a mí misma diciendo ¡Venga ya!, ¿cómo va ha hacer el suelo ese ruido de canicas? Pero claro, ¿hay otra explicacion?


¿Tal vez a los espíritus les gusta jugar a las canicas sólo para fastidiar a los pobre mortales que necesitamos descansar para no acabar matando a alguien al día siguiente? ¿O són los ruidos de una dimensión paralela en la que, todos sus habitantes, se dedican a jugar a este juego de nuestra infancia? Tal vez sea una partida de bolos en dimensión pequeña, a la que juegan seres diminutos que viven en nuestro subconsciente. Sea lo que sea, estos ruidos estan en la vida de todos y cada uno de nosotros, así que, amigos de la nave del misterio, hasta que lleguemos a una conclusión feaciente, no descansaremos en la búsqueda de la verdad (caray, que profundo me ha quedado esto.... oh, ¿seguimos en antena?).


Aquí termina otro de nuestros viajes a lo desconocido, a los misterios que nos hacen preguntarnos ¿quién somos?, ¿a dónde vamos? ¿Por qué los pimientos del padrón, unos pican y otros non? Preguntas de gran trascendencia. Os esperamos aquí, en unos cuantos días, cuando me venga la inspiración friki. Hasta entonces, Larga y próspera vida.