BBC (Bodas, Bautizos y Comuniones)

El sábado se casó mi compañera Noemí, por lo que, cuando vuelva al trabajo tendremos que referirnos a ella como "señora esposa". Buf, que chungo suena... 

El caso es que mi "aprendiz de Jedi" se nos casó y estaba guapísima. Y que conste que hice el esfuerza de aguantar la misa por ella, que a mí me sale una urticaria muy fea cuando escucho misa. Pero como son sus creencias y es una amiga, por los amigos se hace cualquier cosa, dentro de lo razonable. Mas allí estuve, atrás del todo como las marginadas (yo y mis otras compañeras), escuchando aquel hombre de Dios (nunca mejor dicho) al que no acabé de entender demasiado. 

Y ahí está el tema. Mi amiga se casó por la iglesia porque realmente es su fe, cree y comparte sus creencias, pero no las impone, como debe ser. Para ella era algo importante pero, ¿cuantísima gente se casa por la iglesia por el simple hecho de ser el centro de atención? ¿Cuántas novias simplemente están locas por comprarse el vestido de merengue más enfarfalado de todos? También están los que se casan por los regalos... hoy en día por los ingresos en el banco. 

¿De verdad merece la pena ese gasto innecesario para quedar bien con el amigo del hermano del cuñado de tu vecino del 4º? Sólo de pensar lo que cuenta un cubierto ya se me atragantaría el cócktel de gambas. Digo yo que no es necesaria tanta comida de postín si después casi nadie se acaba su menú. Y si al menos pudieras guardarte el tupper en el bolso y meter las sobras dentro (cutre, sí, pero la comida no se tira), pero no, porque llevas esos ridículos y minúsculos bolsitos que más que bolsos parecen la funda del móvil... ¡Si ni siquiera te caben las llaves de casa! ¿Cómo entras luego? 

Con todo esto no quisiera haber ofendido a todos aquellos y aquellas que han decidido dar el "gran paso". Al contrario, os deseo lo mejor del mundo, pero que los hay que se lo toman como una Megafiesta más, seguro. En mi modesta opinión, no hay nada más hermoso que ver a dos personas que se aman y que desean que ese amor dure por los siglos de los siglos pero como eso ya no tiene precio, creo que no es necesario pagar sumas desorbitantes por ello. 

Al fin y al cabo, la decisión es de cada cual. Yo, por el momento, no tengo ningún interés en casarme pero si algún día me emborracho lo suficiente como para claudicar, prometo no lanzarme al consumismo compulsivo que la BBC implica. Tal vez organice un picnic... 

Como nota final, debo recordar una lectura de la boda del sábado que, a pesar de ser de la Bíblia (y que conste que respeto que los demás crean o no), creo que tiene mucha razón. Era algo así como: ¿de qué me sirve ser caritativo con las almoínas, si no tengo amor? ¿De qué me sirve tener compasión del que sufre, si no tengo amor? Sin amor no soy nada.