domingo, 24 de enero de 2010

Sentimientos



Lo sé, hace un porrón que no escribo pero es que


a) No he tenido tiempo


b) No he tenido nada interesante que contar


c) Sinceramente, no he tenido ganas




Pero he vuelto... que cada uno juzgue si es algo bueno o malo. Pues bien, la entrada de hoy, sintiéndolo mucho, es un poco tristona, aunque tiene notas muy bonitas. Empiezo.




Creo que ya he mencionado en entradas anteriores que en mi trabajo tenemos la suerte de contar (durante 3 preciosísimos meses) con una persona de la que estoy orgullosísima de conocer, trabajar y salir de fiesta en breve. Y esta excelente persona, que se llama Ana Mª Ortega (Ana O, para las compañeras de trabajo) nos deja -o más bien nos la quitan- el próximo viernes 29 de enero.




A parte de lo mal que me siento por el simple hecho que una amiga se quede sin trabajo, me indigna pensar en las condiciones de trabajo que vamos a tener a partir del lunes siguiente. Estamos hartas de repetir a los de "arriba" que nos falta personal, que menos mal que tenemos un refuerzo porque sinó de qué íbamos a poder con todo. Dentro de dos semanas lo sabréis.




Lo más extraño es que todavía mantengo la esperanza que le amplíen el contrato, al menos hasta final de curso... ojalá.




Y ahora una de añoranza. Hoy, después de una semana entera sin mirar el correo electrónico, me he encontrado un mensaje de la mamá de Lia, una de mis alumnas del curso anterior. Me contaba que una noche antes de acostarse, estaba con su hija leyendo el cuento de antes de ir a dormir. De repente, Lia le dice a su madre que está muy triste, a lo que su madre le pregunta "¿por qué estás triste?" y la niña, de poco más de 3 años, le contesta: "porque quiero ver a la Sonia" y se pone a llorar a lágrima viva. Su madre se había quedado sin batería en el móvil y no tenían posibilidad de llamarme, así que no pudieron comunicarse conmigo para que la consolara. Me escribía, además de contarme ésta anécdota, para pedirme si podía enviarle alguna foto en la que saliéramos las dos juntas, ya que esta semana Lia es la protagonista de la clase y su madre había pensado que, como yo había formado una parte tan importante de su vida, debía mencionarme en el libro viajero del aula de Lia.




Mi reacción: un nudo en la garganta, lágrimas que me resbalan por las mejillas y una sonrisa de gratitud hacia esa pequeñaja que me ha hecho tan feliz. No hay nada más gratificante que tus alumnos se acuerden de ti con cariño.




Ya véis, dos historias emotivas, diferentes, pero llenas de todo aquello que me llena día a día.


2 comentarios:

  1. Ñe ñe ñe ñe... T'envio per mail una foto de la Lia retocada...aviam si et mola! Els hi passes als seus papis si et mola!
    És d'aquelles que vaig fer el dia de l'actuació! (la qual encara no he viiiiiiist!)

    ResponderEliminar
  2. Ho sé, ho sé, en sóc conscient perquè és que encara no he pogut passar-la a un DVD!! De totes maneres a mi m'agradaria tenir-la ben grabada en un CD para los restos de los restos...
    Ah i gràcies per la foto!

    ResponderEliminar